martes, 26 de julio de 2011

Ante el asesinato de Facundo Cabral en Guatemala.

En su infancia dura, desprotegida y escapando de un “reformatorio”, tras su juventud vagabundeando, trabajando de peón, conviviendo y aprendiendo con mendigos, encontró la guitarra.
La guitarra lo llevó a Jesucristo, a Ghandi y a Borges.
Aprendió de la escuela de la vida vivida “ De la cuna a la tumba es una escuela, por eso lo que llamas problemas son soluciones”
Vivía proponiendo aprendizajes y buscando soluciones, en medio de miserias, injusticias y guerras.
“ Cuando la vida te presente mil razones para llorar, demuéstrate que tienes mil y una razones por las cuales sonreír”. Nunca ofendía, denunciaba con una sonrisa de esperanza.
Terminó su recital en Quezaltenago con su canción más conocida” No soy de aquí, no soy de allá...” y a las 5,20 de la mañana camino del aeropuerto de la Aurora (¿) destino Nicaragua, 25 balazos frenaron su vida, a los 74 años.
Su guitarra acribillada calló, pero las ideas que le daban cuerda, seguirán vivas.
Los sicarios cumplieron con su frío trabajo, los que decidieron su asesinato por sus ideas seguirán con sus frías e inhumanas ideas y su gélida sonrisa.