El
diario el País publicaba el domingo 21 de julio un artículo de Silvia R. Pampin que citaba la
revista científica Braña, en una publicación de la Sociedad Galega de Historia
Natural (SGHN) en la que se revela que
en los últimos trece años el escribano palustre iberoccidental perdió el 71% de
la población y se ha esfumado totalmente de las localidades de cría
tradicionales. Solo sobreviven 20 parejas de reproducción en toda Galicia,
cinco enclaves en la provincia de de A Coruña y una en Pontevedra. Ante esta
situación, el colectivo científico de defensa medioambiental SGHN defiende “dotar de medios el plan de
recuperación de la Xunta (que no se ha puesto en marcha), aumentar la
protección de los humedales, coordinar la gestión con Portugal e iniciar la
cría en cautividad”. La respuesta de la Dirección Xeral de Patrimonio Natural
de la Xunta es que ha contratado un
nuevo censo de esta ave en peligro de extinción para mediados de septiembre, lo
importante es el censo, no la supervivencia.
En
los últimos años han abandonado Galicia 247.225 jóvenes gallegos, de los cuales
123.500 eran titulados superiores. ¡Hay que hacer un censo actualizado de
cuantos titulados superiores abandonan Galicia¡. El analizar las causas y el
tomar medidas…… eso se deja para nuevas generaciones porque no hay presupuesto,
ni en un legislatura ni en dos “porque hay que resolver los problemas urgentes,
los que nos demandan los ciudadanos, aquellos que nos eligen”, dirían.
En
Galicia con una población envejecida perciben el subsidio de dependencia 45.179,
y 71.412 están en lista de espera. Se dice que la lista de espera se está
aligerando, y tanto, porque son muchos en la lista que se van muriendo. Los
datos también merecen un censo, pero además, una reflexión decía Ramírez,
Presidente de la Asociación de Directores, en 2018, “Rajoy ha abandonado y dejado
morir la ley de dependencia, y no es una metáfora”. En 2017 se dejaron de
gastar 44 millones de euros. En 2018 más de cien personas fallecen diariamente
de la lista de espera. Si en general los
datos no son precisos, pese a las reclamaciones ante las Administraciones y el
Defensor del Pueblo, si se pueden constatar que el gasto medio de España por
persona dependiente es 625,63€, en Galicia, 480,68€ y en Castilla y León 805,
84€, no sabemos si por esa cifra se le concedió la Medalla de Oro de Galicia al
Presidente de Castilla y León. Se argumenta desde Galicia que la culpa es del
Gobierno del Estado, pero la Ley dice que el Estado pone el 20% y la Comunidad
Autónoma el 80%, por lo tanto unas Comunidades ponen más dinero y otras menos
porque tienen “otras prioridades”.
Hay
una España vaciada, pero una Galicia que se muere. La cuarta parte del paisaje
de Galicia no parece humano, más bien un páramo. De 3.771 parroquias, 1.401,
tienen sobre 20 vecinos; 575 tienen menos de 10 habitantes, y según el INE uno
de cada cuatro gallegos vive solo. El mayor problema gallego es la triple A,
recesión demográfica, el envejecimiento y el despoblamiento rural. Frente a
ello un triple fracaso, conservadurismo gubernamental, resignación social,
emigración. La Xunta no establece medidas nuevas, innovadoras, distintas a las
de toda la vida que nos conducen a la situación actual, la que se viene
agravando cada vez más. La culpa es de los gallegos, la baja natalidad, el
abandono de lo rural por su falta de expectativas y servicios, la emigración a
las ciudades, la emigración a otras comunidades, la emigración al extranjero.
La Xunta, los políticos de las Administraciones que les pagan tienen la
obligación de dotar a las áreas rurales de todo lo que necesitan para que no
tengan la obligatoriedad de desplazarse a las ciudades: sanidad, educación, servicios
sociales, cultura, entretenimiento. En educación desde la ley del 70 se vendió
la moto de que las escuelas unitarias desaparecerían por las escuelas graduadas
en los Ayuntamientos y ciudades. Galicia se lanzó a la supresión de las
unitarias; Asturias y Castilla León se dedicaron a buscar matrimonios con
hijos, asegurando vivienda o trabajo, para no cerrar las unitarias. Si se
cierran las escuelas, la aldea se muere. “Es que es muy caro tener una escuela
con tan pocos niños” ¿es más barato los 160 millones que se gastan en
transporte escolar? ¿Es más barato que el médico se pueda pasar por las aldeas
algún día a la semana o es que no hay dinero para pagarle el kilometraje? ¿El
cura ya no puede decir misa en las aldeas porque le multan por alcoholemia al
decir misa en tres aldeas? Internet puede estar en todas las aldeas o seguimos
teniendo excusas, como cuando Rajoy como Presidente de la Diputación visitó
aldeas que no tenían luz eléctrica,
cuando Fenosa, hacía, deshacía, exportaba electricidad, y en vez de tratar de
solucionar el problema, resaltaba el atraso y la inanicción por parte de los
poderes públicos.
En
Burela, 1.000 de sus 9.500 son
extranjeros, Cabo Verde Perú, Indonesia, Marruecos, Senegal, Brasil, Venezuela,
Cuba, Rumanía; casi todos los empleos
relacionados con el pescado, el mar. En la clase de un colegio hay siete
nacionalidades y no hay problemas de convivencia, en el pueblo tampoco ¿ Si
Burela por el mar encontró soluciones para su población por la inmigración, ¿
el campo gallego, el rural agrícola no puede encontrar soluciones por la
inmigración? O es que los políticos
tienen miedo a la inmigración? ¿O le quieren transmitir miedo a los gallegos, a
los que más saben de inmigración?
La
Secretaría Xeral da Emigración además de sus trabajo por el retorno de gallegos
podría ampliar su campo ofreciendo oportunidades a familiares de los emigrados
o personas relacionadas con la posibilidad de ocupar procesos de ocupación e
integración en el la Galicia Rural.
Si
los políticos no encuentran soluciones, en parte es, por la resignación social.
Hace falta un masa crítica, que la población rural exija las condiciones de
calidad de vida de las ciudades, para que tengan en su aldea los servicios
necesarios de salud, de educación, de servicios sociales, de cajeros
automáticos, de entretenimiento, empleo, gestión de los productos agrícolas…….
Pero si no se demandan porque no hay jóvenes, la muerte anunciada, se cumple.